Investigadores de la NASA Descubren más Cometas Oscuros
El primer cometa oscuro, un objeto celeste que parece un asteroide pero se mueve a través del espacio como un cometa, fue detectado hace menos de dos años. Poco después, se encontraron otros seis. En un nuevo artículo, los investigadores anuncian el descubrimiento de siete más, duplicando el número de cometas oscuros conocidos, además de descubrir que se dividen en dos poblaciones distintas: los más grandes que residen en el sistema solar exterior y los más pequeños en el sistema solar interior, con varios otros rasgos que los diferencian.
Los científicos tuvieron su primera pista de la existencia de cometas oscuros cuando observaron en un estudio de marzo de 2016 que la trayectoria del “asteroide” 2003 RM se había movido apenas un poco de su órbita esperada. Esa desviación no podía explicarse por las aceleraciones típicas de los asteroides, como la pequeña aceleración conocida como efecto Yarkovsky.
“Cuando se ve ese tipo de perturbación en un objeto celeste, generalmente significa que es un cometa, con material volátil desgasificándose desde su superficie dándole un pequeño empuje”, dijo el coautor del estudio Davide Farnocchia del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California. “Pero por más que lo intentamos, no pudimos encontrar ninguna señal de la cola de un cometa. Parecía como cualquier otro asteroide, solo un punto de luz. Entonces, por un corto tiempo, tuvimos este extraño objeto celeste que no pudimos descifrar por completo”.
Farnocchia y la comunidad astronómica no tuvieron que esperar mucho para descubrir otra pieza del rompecabezas. El año siguiente, en 2017, un telescopio patrocinado por la NASA descubrió el primer objeto celeste documentado de la historia que se originó fuera de nuestro sistema solar. 1I/2017 U1 (‘Oumuamua) no solo apareció como un único punto de luz, como un asteroide, sino que su trayectoria cambió como si estuviera desgasificando material volátil de su superficie, como un cometa.
“‘Oumuamua fue sorprendente en varios sentidos”, dijo Farnocchia. “El hecho de que el primer objeto que descubrimos del espacio interestelar exhibiera comportamientos similares a 2003 RM hizo que 2003 RM fuera aún más intrigante”.
Para 2023, los investigadores habían identificado siete objetos del sistema solar que parecían asteroides pero actuaban como cometas. Eso fue suficiente para que la comunidad astronómica les otorgara su propia categoría de objeto celeste: “cometas oscuros”. Ahora, con el hallazgo de siete objetos más de este tipo, los investigadores pueden empezar a abordar una nueva serie de preguntas.
“Teníamos una cantidad lo suficientemente grande de cometas oscuros como para empezar a preguntarnos si había algo que los diferenciara”, dijo Darryl Seligman, investigador postdoctoral en el departamento de Física de la Universidad Estatal de Michigan, East Lansing, y autor principal del nuevo artículo. “Al analizar la reflectividad”, o albedo, “y las órbitas, descubrimos que nuestro sistema solar contiene dos tipos diferentes de cometas oscuros”.
Dos Tipos de Cometas Oscuros
Los autores del estudio descubrieron que un tipo, al que llaman cometas oscuros exteriores, tiene características similares a los cometas de la familia de Júpiter: tienen órbitas muy excéntricas (o elípticas) y son más grandes (cientos de metros o más de diámetro).
El segundo grupo, los cometas oscuros interiores, residen en el sistema solar interior (que incluye a Mercurio, Venus, la Tierra y Marte), viajan en órbitas casi circulares y son más pequeños (decenas de metros o menos).
Como tantos descubrimientos astronómicos, la investigación de Seligman y Farnocchia no solo amplía nuestro conocimiento sobre los cometas oscuros, sino que también plantea varias preguntas adicionales: ¿Dónde se originaron los cometas oscuros? ¿Qué causa su aceleración anómala? ¿Podrían contener hielo?
“Los cometas oscuros son una nueva fuente potencial de haber traído a la Tierra los materiales necesarios para el desarrollo de la vida”, dijo Seligman. “Cuanto más podamos aprender sobre ellos, mejor podremos entender su papel en el origen de nuestro planeta”.