El Segundo Asteroide Troyano de la Tierra es el más Grande Detectado

Observatorio Europeo Austral
4/2/2022
El Segundo Asteroide Troyano de la Tierra es el más Grande Detectado
Ilustración del Asteroide Troyano 2020 XL5. Créditos: NOIRLab/NSF/AURA/J. da Silva/Spaceengine

Al observar el cielo muy cerca del horizonte durante el amanecer, el Telescopio SOAR de Cerro Tololo en Chile, un Programa de NOIRLab de NSF y del observatorio AURA, ha ayudado a los astrónomos a confirmar la existencia de un segundo asteroide troyano terrestre, revelando que mide más de un kilómetro de diámetro, casi tres veces más grande que el descubierto anteriormente.

Utilizando el Telescopio SOAR de 4,1 metros en Cerro Pachón, Chile, astrónomos liderados por Toni Santana-Ros de la Universidad de Alicante y del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona, lograron observar el asteroide 2020 XL5 descubierto recientemente, determinando su órbita y tamaño. Los resultados confirman que 2020 XL5 es un troyano de la Tierra — un asteroide compañero de la Tierra que orbita alrededor del Sol a lo largo de la misma trayectoria que nuestro planeta — y que es el más grande detectado hasta la fecha.

“Los troyanos son objetos que comparten la órbita con un planeta, en torno de una de las dos áreas en  equilibrio gravitacional a lo largo de la órbita del planeta, conocidas como puntos de Lagrange” afirmó Cesar Briceño de NOIRLab de NSF, uno de los autores del artículo cuyos resultados se han publicado hoy en Nature Communications y que colaboró con las observaciones del Telescopio SOAR  de Cerro Tololo (CTIO), un Programa de NOIRLab de NSF y AURA, en marzo, 2021.

Se sabe que varios planetas del Sistema Solar tienen asteroides troyanos, pero 2020 XL5 es sólo el segundo asteroide troyano que se ha detectado cerca de la Tierra. 

También se realizaron observaciones de 2020 XL5 con el Lowell Discovery Telescope de 4,3 metros, del Lowell Observatory en Arizona y con la Estación Óptica Terrestre de 1 metro, de la Agencia Espacial Europea en Tenerife, Islas Canarias. 
 

Puntos de Lagrange Tierra-Sol.
Puntos de Lagrange Tierra-Sol. Créditos: NOIRLab/NSF/AURA/J. da Silva

Descubierto el 12 de diciembre de 2020 por el telescopio de rastreo Pan-STARRS1 en Hawai, 2020 XL5  es mucho más grande que el primer troyano de la Tierra descubierto, designado 2010 TK7. Los investigadores calcularon que 2020 XL5 mide unos 1,2 kilómetros de diámetro (0,73 millas), casi tres veces más ancho que el primero (se estima que 2010 TK7 mide menos de 400 metros o yardas de ancho).

Cuando se descubrió 2020 XL5, su órbita alrededor del Sol no se conocía lo suficiente como para determinar si se trataba solo de un asteroide cercano a la Tierra cruzando nuestra órbita, o si era un verdadero troyano. Las mediciones usando las observaciones de SOAR fueron tan precisas que el equipo de Santana-Ros buscó a 2020 XL5   en imágenes de archivo captadas desde 2012 a 2019, como parte del Estudio de Energía Oscura  recolectadas por la Cámara de Energía Oscura (DECam) montada en el Telescopio Víctor M. Blanco de 4 metros de CTIO, en Chile.  Al tener casi 10 años de datos, el equipo pudo mejorar considerablemente su conocimiento sobre la órbita del asteroide.

Si bien otros estudios han brindado apoyo en la identificación del asteroide troyano , los nuevos resultados afirman dicha determinación de manera más robusta, proporcionando estimaciones sobre el tamaño de 2020 XL5 y el tipo de asteroide. 

“Los datos de SOAR nos permitieron realizar un primer análisis fotométrico del objeto, revelando que  2020 XL5  probablemente sea un asteroide del tipo C, con un tamaño mayor a un kilómetro,” comentó Santana-Ros. Un asteroide de tipo C es oscuro, contiene mucho carbono y es el tipo de asteroide más corriente dentro del Sistema Solar.

Los resultados también mostraron que 2020 XL5  no será un asteroide troyano para siempre. Permanecerá estable en su posición durante otros 4000 años por lo menos, pero eventualmente se verá perturbado gravitacionalmente y escapará para vagar por el espacio.

Es posible que 2020 XL5 y 2010 TK7 no estén solos: podría haber muchos más troyanos terrestres que no han sido detectados hasta ahora, debido a que aparecen muy cerca del Sol. Por ello, las búsquedas y observaciones de troyanos terrestres deben realizarse cerca del amanecer o del atardecer, con el telescopio posicionado cerca del horizonte, atravesando la parte más densa de la atmósfera, lo cual redunda en una seeing o visibilidad astronómica deficiente. SOAR pudo posicionarse a 16 grados sobre el horizonte, mientras que la mayoría de los telescopios de 4 metros (y más grandes) no pueden posicionarse tan abajo.

“Estas observaciones fueron un gran desafío, ya que requirieron que el telescopio observará correctamente en su límite de elevación más bajo, puesto que el objeto estaba muy cerca del horizonte occidental al amanecer”, añadió Briceño.

Sin embargo, la recompensa por descubrir troyanos terrestres bien vale el esfuerzo. Debido a que están compuestos de material primitivo que data desde el nacimiento del Sistema Solar y podrían contener algunos de los componentes básicos que formaron nuestro planeta, son objetivos atractivos para futuras misiones espaciales.

“Si pudiéramos descubrir más troyanos terrestres, y algunos tuvieran órbitas con inclinaciones más bajas, podrían resultar más baratos llegar a ellos que a nuestra Luna”, concluyó Briceño. “Por lo tanto, podrían convertirse en bases ideales para una exploración avanzada del Sistema Solar, o incluso podrían constituir una fuente de recursos”.

Actualizado: 9/2/2022