De acuerdo con la ley de 1958 que estableció la NASA, donde la primera "A" en la NASA representa la aeronáutica, la agencia está encargada de resolver los problemas de vuelo dentro de la atmósfera.
Pero la ley no dice la atmósfera de que planeta.
En ese espíritu, cuando se tomó la decisión de agregar un pequeño helicóptero a la misión del rover Mars 2020 al Planeta Rojo, los expertos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en California buscaron ayuda en los mejores innovadores aeronáuticos de la agencia en este planeta.
"Nunca antes se había hecho volar un vehículo más pesado que el aire dentro de la delgada atmósfera de Marte, y estamos entusiasmados de que nuestros expertos en aeronáutica puedan ayudar con esta importante misión espacial", dijo Susan Gorton, miembro del proyecto.
Este primer helicóptero de Marte servirá como un demostrador de tecnología que, si tiene éxito, permitirá a futuros científicos explorar de forma remota regiones de la superficie del planeta lejos del lugar de aterrizaje de su nave nodriza.
Los problemas a los que se enfrenta el equipo de diseño de Mars Helicopter fueron y son sobrecogedores. El vehículo debe volar en la delgada atmósfera de Marte, sobrevivir a noches brutalmente frías y operar esencialmente solo, ya que se encuentra a millones de kilómetros del piloto más cercano en la Tierra.
Sin embargo, a los ingenieros de JPL se les ocurrió un diseño que puede lidiar con esas preocupaciones, y más. En la superficie donde el rover de Mars 2020 está destinado a aterrizar, la presión atmosférica es equivalente a unos 100.000 pies sobre la superficie de la Tierra. Ningún helicóptero ha alcanzado ni siquiera la mitad de esa distancia sobre la Tierra.
Sin embargo, el Mars Helicopter podrá volar a una altura de hasta 15 pies sobre el Planeta Rojo gracias a sus dos juegos de palas de rotor, cada una de cuatro pies de largo, punta a punta, girando a 2.400 rotaciones por minuto, lo que equivale a aproximadamente 10 veces más rápido que un helicóptero de la Tierra.
La pequeñez del cuerpo principal del helicóptero también ayuda. Es solo del tamaño de una pelota de sóftbol y pesa poco menos de cuatro libras.
El plan en Marte es intentar hasta cinco vuelos, cada uno volando un poco más lejos y cada uno durando hasta 90 segundos. Un panel solar en la parte superior del vehículo recargará las baterías, que se utilizarán tanto para girar las cuchillas como para mantener el vehículo caliente, especialmente durante la noche.
Y mientras que solo el acto de volar el helicóptero en Marte es el objetivo principal, una pequeña cámara con una capacidad casi idéntica a la de un teléfono inteligente tomará imágenes de la superficie de abajo para transmitirlas a la Tierra.
Sin duda, todo un reto al que deberán enfrentarse los ingenieros y científicos de la NASA para asegurar el éxito de esta novedosa misión en el Planeta Rojo.